REY DE LOS JUDÍOS

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Era de mañana y Jesús era llevado ante Poncio Pilato para ser interrogado.

Pilato empieza el interrogatorio, su primera pregunta es: ¿Eres tú el Rey de los judíos? (No era la típica pregunta que se le hace a un malhechor, Pilato notó algo distinto en Jesús, había algo distinto en el que era digno de un Rey.)

Jesús le responde: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?

Pilato responde: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? (Pilato no comprendía que crimen sería tan grande para que aquel hombre fuese odiado por todos, que crimen cometió para que los demás desearan su muerte.)

Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.

Pilato le pregunta: ¿Luego, eres tú rey? (Pilato al escuchar su respuesta vuelve a notar algo en Jesús, la confianza y la autoridad con la que hablaba le causaba mas curiosidad.)

Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.

Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? (Pilato no sabía que estaba conversando con la Verdad.)

Se sintió impresionado ante sus respuestas y al salir les dice a los judíos: Yo no hallo en él ningún delito.

Pilato procura salvarle y les da a los judíos la opción de que por ser pascua escojan entre salvar al Rey de los judíos o un ladrón de nombre Barrabás.

Pero aquella multitud escoge al ladrón.

Pilato manda a azotar a Jesús pensando que con ese castigo era suficiente para calmar a la multitud.

Pero Jesús no sólo es azotado, pusieron una corona de espinos sobre su cabeza y le vistieron con un manto purpura mientras era insultado y golpeado.

Pilato lo vuelve a presentar al pueblo sabiendo que era inocente pero el pueblo da voces, diciendo: ¡Crucifícale!

Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él.

Ellos dijeron: Según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.

Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. (Ahora Pilato lo entiende, aquel hombre era el Hijo de Dios.)

Entró en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Más Jesús no le dio respuesta.

Le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? (Pilato está asustado y desea confirmar lo que siente, intenta vencer su temor mostrándose prepotente.)

Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.

Con estas palabras termina el interrogatorio, Jesús acaba de dar su testimonio ante Poncio Pilato y este sin ver un milagro o una señal, tan solo con oírlo se dio cuenta que Jesús era especial, el siempre se refirió a Jesús como el Rey de los Judíos, aun en la cruz mando a escribir: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS, como señal de que para él Jesús era un Rey.

Pero el pueblo judío escogió al ladrón y mando a crucificar al Rey de Reyes.

¿Y ahora si tú tuvieras la oportunidad de escoger entre ambos a quien escogerías?

Muchos dirán: “escojo al Rey”, pero con sus hechos demuestran lo contrario, solo aquellos que toman su cruz y le siguen son aquellos que de verdad le aman y lo han escogido en sus corazones.

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