¿Y PARA QUÉ?

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Cuenta una historia que había un turista viendo a un pescador recostado y se le acerca para buscarle conversación:

-Turista: Disculpe, ser pescador debe ser muy duro, ¿Cuántas horas trabaja usted?

Pescador: Sí es una labor muy difícil, yo le echo a la pesca dos o tres horitas.

-Turista: Qué me dice usted ¿Y qué hace el resto del tiempo?

-Pescador: Vaya, yo me levanto tarde, pesco unas horas, juego un rato con mis hijos, paso la tarde con mi esposa y al anochecer me da tiempo para verme con amigos.

-Turista: Pero ¿cómo es usted así? ¿Por qué no trabaja más?

-Pescador: ¿Y para qué?

-Turista: Bueno si trabaja más en unos años podría comprar un barco más grande.

-Pescador: ¿Y para qué?

-Turista: Bueno más adelante podría abrir una empresa de embarcación en el pueblo.

-Pescador: ¿Y para qué?

-Turista: Bueno más adelante podría abrir sucursales hasta la capital.

-Pescador: ¿Y para qué?

-Turista: Bueno más adelante todavía, podría expandirse al mercado internacional.

-Pescador: ¿Y para qué?

-Turista: Bueno las acciones de su compañía se cotizarían en la bolsa de valores.

-Pescador: ¿Y para qué?

-Turista: Bueno ya con las acciones podría llegar a ser muy rico.

-Pescador: ¿Y para qué?

-Turista: Bueno qué se yo… al cumplir 65 o 70 años podría retirarse y venir a este pueblo a levantarse tarde, trabajar solo unas horas, jugar un rato con sus nietos, pasar la tarde con su esposa si sigue con vida y al anochecer quizá tenga tiempo para ver a los amigos que le queden…

La historia recuerda mucho a la parábola de aquel rico insensato (Lucas 12:15-21), que luego de tanto trabajo decide agrandar sus graneros y ahora sí poder disfrutar, pero Dios le dice: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?

Hoy en día pareciera que el sistema del mundo nos obliga a vivir de una manera esclavizante y ya no nos queda tiempo para las cosas realmente importantes como la espiritualidad, la familia, las amistades o el verdadero desarrollo personal. La vida es más que títulos en una pared, es más que el puesto de un trabajo ajeno, es más que una cuenta bancaria, un renombre profesional u obtener muchos seguidores en redes sociales. De nada servirá ganar todo lo anterior y perder el alma (Mateo 16:26), nada de eso nos servirá ante el juicio eterno que todos deberemos enfrentar.

También la vida es más que vivir una falsa vida cristiana, en la cual después de tanto asistir a la iglesia y mantenerse ocupado fingiendo una doble vida, llegue al cielo y escuche con asombro: Yo nunca te conocí, apártate de mí hacedor de maldad (Mateo 7:23).

¿Y para qué? ¿Y para qué sirvió su vida? ¿Y para qué invirtió tanto en lo terrenal? ¿Y para qué decidió no ser un verdadero creyente? ¿Y para quién será tanto esfuerzo y horas perdidas?

Hoy tiene la oportunidad para valorar lo importante, para esforzarse por lo eterno, para arrepentirse, para cambiar y mejorar antes de que su vida en este mundo concluya, llegue ante el gran trono blanco, lean el libro de la vida y usted diga: ¿Y para qué…?

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