NEGAR LA REALIDAD

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La presidenta del Perú Dina Boluarte dijo en declaraciones recientes: “El Perú es un país que está en calma y paz” lo cual ha generado bastantes controversias y debates, ya que sus palabras se encuentran bastante alejadas de la realidad, en el país la tasa de delincuencia ha aumentado muchísimo en los últimos meses, al igual que se habla de una fuerte recesión económica.

Negar la realidad no provoca que las circunstancias adversas cambien ni tampoco las evita, por el contrario, si no tomamos las debidas acciones puede que todo empeore y que las consecuencias de nuestra negación nos afecten en mayor medida.

Muchos cometen el error de pensar que la declaración de fe es negar la realidad, por el contrario, es creer que la realidad va a cambiar con la ayuda de Dios, es creer que lo que para nosotros parece imposible con el favor de Dios puede ser posible.

La fe es acción, eso quiere decir que no basta solo con tener la esperanza de que todo va a cambiar, sino que se requiere de esfuerzo y de confianza hasta escuchar la respuesta de Dios, se requiere de firmeza para batallar sin dudar, de valentía para esforzarnos y creer en sus promesas para actuar conforme a ellas.

· No puedo negar que he pecado, pero creo que la sangre de Cristo me limpió y me hace una nueva criatura.

· No puedo negar que ahora me encuentro enfermo, pero creó que por las llagas de Cristo ya he sido sanado, y lo declaro día tras día.

· No puedo negar mi escasez, pero creo que en Cristo soy prosperado en todas las cosas, y que si le busco todo lo demás vendrá por añadidura.

Los cristianos no niegan la realidad, pero tampoco se conforman a ella, los cristianos buscamos primero la ayuda de Dios ante cualquier mala noticia, ante cualquier angustia o necesidad. Acudimos a su presencia en búsqueda de su favor, apelamos a su gracia y misericordia para que sea Él quien nos sostenga con su diestra y nos de la victoria.

Confesamos con fe las promesas de Dios y nuestra alma descansa en ellas, no permitimos que la ansiedad nos venza, que la angustia nos haga desmayar, que la depresión nos derribe, que “el no se puede” nos mantenga de brazos cruzados, sino que confesamos:

· Diga el débil: ¡Fuerte soy!

· Diga el pobre: ¡Rico soy!

· Diga el triste: ¡Alegre estoy!

Los cristianos tenemos al creador de la realidad a nuestro lado, al Creador del universo junto a nosotros, al Salvador de nuestras almas en nosotros, por eso podemos decir confiadamente: Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo… Salmo 23:4

JACOB LLORA A SUS HIJOS

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Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron. Mateo 2:18

El mundo observa con horror las consecuencias que trae consigo la guerra, nos sorprendemos de la crueldad con que la que el ser humano es capaz de tratar a sus semejantes.

Ahora vemos noticias cargadas de historias que nos escarapelan el cuerpo de tan solo escucharlas, como si nuestra sociedad hubiera vuelto a la edad media y no les importara arrancarles la inocencia a infantes o lastimar sin ninguna misericordia a personas mayores.

¿Cuántas vidas se han perdido? ¿cuántos bebés han quedado sin padres? ¿cuántos padres han quedado sin hijos? ¿cuántas personas han quedado sin hogar? ¿cuánto dolor están cargando aquellos que viven en aquellos lugares? ¿cuánta desesperanza hay en sus corazones?

Hoy países están llorando la perdida de sus seres queridos, hoy Jacob está llorando desconsolado la pérdida cruel de aquellos inocentes que murieron víctimas del egoísmo y la maldad.

El Señor Jesucristo nos advirtió hace dos mil años que el amor de muchos se enfriará, la biblia nos avisó que en los postreros tiempos habría hombres amadores de sí mismos, sin afecto natural e implacables, y eso es lo que estamos viendo hoy en día.

La biblia también nos alertó acerca de un juicio, y hoy Dios nos observa todo el tiempo, Él está pesando en su balanza la maldad de nuestra sociedad, la maldad que existe en nuestras calles y en cada uno de nuestros corazones.

La maldad y el pecado del mundo está llegando a un nivel intolerable, y Dios nos advirtió que habrá un llanto aún mayor y un crujir de dientes; si no nos arrepentimos, si no reflexionamos sobre nuestras acciones, sobre lo que pensamos, y damos frutos dignos de arrepentimiento, entonces sufriremos por toda la eternidad en el infierno.

Cristo es la única esperanza para el ser humano, Él es el único que puede limpiar nuestras almas, aquel que puede sanar nuestra dañada sociedad si tan solo lo invocáramos sinceramente, si tan solo le abrimos la puerta de nuestro corazón y de nuestra nación.

¿No sería hermoso ver países sin crímenes, llenos de personas amables, en donde la maldad no existiera y en donde no necesitaríamos de cárceles? Cristo puede traer paz y justicia al mundo, Cristo puede traer consuelo, paz y esperanza a todos los corazones.

Hoy estamos vivos y es el tiempo preciso para buscarlo antes de que sea muy tarde, las promesas de Dios son para hoy, ahora es el día de salvación.

AFERRADO A TU DIESTRA

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Isaías 41:8-9 Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.

Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché.

La biblia dice que los que son de fe también son hijos de Abraham, que la bendición de Abraham fue para todas las naciones, para todos aquellos que en todas partes del mundo han creído en el mensaje de la Salvación. Y nosotros nos encontramos en tierras lejanas, y desde allí Dios nos tomó, nos escogió con tanto amor que nunca nos desechará.

Isaías 41:10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

En estos tiempos de crisis, en donde es tan fácil sentir temor por todo lo que está ocurriendo, es tan maravilloso poder saber que no estamos solos, poder confiar en que Dios nos está acompañando. Que nos anima a no desmayar y a que no tiremos la toalla, saber que Él nos llena de fuerzas cuando nos sentimos flaquear, que Él nos sustenta aún en medio de las crisis, porque su diestra es poderosa y llena de justicia.

Isaías 41:11-12 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo.

Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra.

¿Quién podrá dañar a un escogido de Dios? Ellos ya son como nada, porque con nosotros se encuentra el Omnipotente, Él nos bendice y nos guarda, Él nos limpia y nos hace estar en paz. Y si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

Isaías 41:13 Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.

Dice su palabra, que en su presencia hay plenitud de gozo y delicias a su diestra. Que Su diestra hace proezas, es salvadora y hace valentías. Nuevamente Dios nos recalca que Él nos sostendrá, que no hay lugar para el miedo en nuestros corazones si podemos confiar que Él es nuestra ayuda, que el Creador del universo está de nuestro lado.

Isaías 41:14 No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor.

¿Qué es el ser humano? ¿Qué somos en medio de una crisis o una mortandad? Pero aun siendo tan frágiles e insignificantes comparados con la creación, podemos confiar en que Dios es nuestro socorro. En un momento en dónde muchos abandonan el evangelio, en donde muchos se alejan de Dios, nosotros podemos confiar en que Él ciertamente nos ayudará, que nos salvará porque nos compró a precio de sangre, que nos aquel que nos rescató y santificó también nos salvará hoy.

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PADRES E HIJOS: VENCIENDO AL MALIGNO

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1Juan 2:8-11 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.

El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.

El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.

Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

Es necesario para poder crear un hogar que vence al maligno que exista el amor en la familia, tener amor los unos por los otros y evitar el odio o todo aquello que cause divisiones. Tenemos que amar a cada miembro de la familia, porque como cristianos todos somos parte del cuerpo de Cristo y todos somos hermanos.

1Juan 2:13-14 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.

Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

Si permanecemos en la palabra de Dios podemos vencer al maligno. Que hermoso es ver que padres junto con sus hijos han permitido que Dios entre a sus hogares, y han convertido sus casas en lugares de reposo, en donde no reinan las discusiones y los pleitos, sino que el amor y la paz de Dios reinan en el hogar. La gran evidencia de que una familia ha vencido al maligno es que Cristo reina en el hogar.

1Juan 2:15-17 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Vencer al maligno es también vencer al mundo, vencer los malos deseos, vencer las tentaciones, vencer todo aquello que sea capaz de destruir nuestro hogar. Padres no permitan que un error derribe su lo que tanto les costó construir, destruya los valores que intentaron inculcar en sus hijos, rompa el corazón de sus familiares. Jóvenes no se dejen engañar por las mentiras del mundo, valoren su hogar, sean agradecidos si tienen padres cristianos, que es esfuerzan para que el amor de Dios mantenga el hogar unido, y si no tienen padres cristianos, esfuércense para que su ejemplo y su testimonio pueda convencerlos y ganarlos para Cristo.

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QUIERO VER TU GLORIA

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Moisés había tenido un encuentro increíble con Dios, un encuentro en cual Dios se le aparece en medio de la zarza ardiente, en donde veíamos a un Moisés dudoso y temeroso. Pero ahora las plagas ya habían pasado, el mar se había divido, y ahora Moisés va a tener un nuevo encuentro muy especial con Dios.

Éxodo 33:11-13 Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo.

Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos.

Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo.

La comunión de Moisés con Dios era tan íntima que hablaban como amigos, Dios podía confiar en Moisés, y Moisés tenía favor delante de Él, por lo que Moisés lejos de abusar de su confianza, lo que Él pide es que le muestre su camino. Moisés quería conocer más de Dios, no solo le bastaba con hablar con Él constantemente, sino que quería saber cuál era el camino para tener una mayor comunión con Él, quería saber el camino al corazón de Dios.

Éxodo 33:14-17 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.

Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.

¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?

Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.

Moisés no quería ni moverse sin estar seguro que la presencia de Dios lo acompañaba, para Él tener la presencia de Dios era más importante que tener un gran ejército o que las riquezas. Él sabía que si Dios lo acompañaba todo estaría bien, porque solo la presencia de Dios trae descanso a nuestras almas, solo en su presencia hallamos consuelo y paz.

Éxodo 33:18-23 El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.

Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.

Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.

Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;

y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.

Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.

Moisés no se conformaba, quería continuamente aprender más de Dios, ir incluso más allá, quería ver su gloria, anhelaba un encuentro mayor con su Señor.

Nuestra carne mortal no puede soportar ver la majestad ni la gloria de Dios, pero aquel pedido había tocado el corazón de Dios, así que Él le revela su nombre, y al hacerlo le estaba demostrando que se había ganado su favor, por lo que pudo alcanzar ver una parte de su gloria.

Imitemos esa actitud de Moisés, de querer buscar siempre la presencia de Dios, y aún más, que no desistamos hasta ver su gloria en nosotros.

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EL QUE TIENE AL HIJO LO TIENE TODO

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Había un hombre millonario que había quedado viudo, y junto con su hijo tenían gran pasión por el arte. Tenían de todo en su gran colección, desde Picasso, pasando por Van Gogh, hasta Monet. Pero el país entró en guerra, y desgraciadamente, el hijo fue llamado para ir a luchar en el conflicto de Vietnam. Pasado unos días, el hombre recibió la noticia que su hijo murió en medio de la batalla, mientras rescataba un soldado una bala atravesó su pecho provocándole la muerte.

El padre sufrió profundamente la pérdida de su único hijo. Justo antes de Navidad, alguien tocó a la puerta. Era un joven soldado con un paquete en sus manos, le dijo al padre: Señor, usted no me conoce, pero yo soy aquel soldado por quien su hijo dio la vida. Él nos contaba a todo el pelotón de su amor por el arte. El joven le entregó el paquete: Yo sé que esto no es mucho. No soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted lo recibiera.

Abrió el paquete, era un retrato de su hijo pintado por el soldado. La pintura había captado y plasmado la personalidad de su hijo. El padre estaba tan conmovido por la expresión de los ojos de su hijo en la pintura, que se puso a llorar. Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro. Oh, no señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Acéptelo, es un regalo.

Al cabo de pocos años el hombre murió y se anunció una subasta de todas las pinturas que poseía. Personas importantes acudieron. Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio. Empezaremos con este retrato, es el hijo del dueño de la colección. ¿Cuánto ofrecen por este retrato? Hubo un gran silencio. Entonces una voz gritó: Queremos ver las pinturas famosas. Otro gritó: Venimos por los Rembrandt.

Finalmente, una voz se oyó desde el fondo de la sala: Yo conocí al hijo en vida, doy diez dólares por la pintura. Era el viejo jardinero de la familia, que ofrecía lo único que podía ofrecer. ¡Tenemos $10! ¿Quién da $20? gritó el subastador. La multitud quería las obras famosas para sus propias colecciones. El subastador golpeó por fin el martillo: A la una, a las dos y. . . vendida por $10!

El subastador soltó su mazo y dijo: La subasta llegó a su final. El testamento estipula que el que comprara el cuadro del hijo heredaría todas las posesiones de este hombre; incluyendo sus pinturas. El hombre que aceptó quedarse con “EL HIJO” se queda con todo.

1Juan 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Hace dos mil años, el hijo de Dios dio su vida por todos nosotros. En estos tiempos nuestra primera preocupación debería ser tener a Jesús en nuestros corazones. A veces nos cuesta comprender la importancia de aquel regalo tan hermoso que Él nos dio, que jamás podríamos pagar por una salvación tan grande. El que tiene al hijo lo tiene todo.

Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Cristo es más que suficiente, recibiendo a Jesús tenemos todo lo que necesitamos para vivir, todo lo que podamos anhelar no se compara a lo que el Hijo de Dios nos puede dar. Solo Él da fuerzas al cansado, solo Él da la verdadera paz, solo Él es el camino, la verdad y la vida.

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LA PERSEVERANCIA DE JESÚS

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Hebreos 12:1-3 Versión Biblia al Día

1 Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.

2 Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

3 Así, pues, considerad a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no os canséis ni perdáis el ánimo.

El amor de Jesús fue perseverante, soportó los insultos, los golpes, los latigazos en su cuerpo, el peso de la cruz en su espalda herida, la corona de espinas clavando su cabeza, los clavos que traspasaron sus manos y sus pies, todo eso y más padeció porque sabía la recompensa que vendría, que por su sacrificio todos nosotros tendríamos salvación en su nombre.

Isaías 53:3-7

3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Una perseverancia motivada por el amor, soportó la humillación, un dolor inimaginable que nunca seríamos capaces de soportar, nunca podremos sentir el dolor que el llevó sobre sí, ni conoceremos la totalidad del sufrimiento que padeció por nosotros, nunca seríamos dignos de tal acto de amor.

Hemos construido armas para dañar a nuestros semejantes, bombas nucleares, armas biológicas, hemos contaminado los mares, hemos potenciado virus que destruyen, mentimos, odiamos, matamos, arrasamos con el regalo de la creación.

La humanidad se corrompió, pero Él vio como éramos, estuvo entre nosotros, dejo su gloria para estar a nuestro lado, y a pesar de conocernos, aun así, nos amó.

Quisiera que pudiéramos ser como los discípulos que vieron a Jesús resucitado, que vieron sus manos y sus pies, pero que sintieron un gran gozo cuando le reconocieron, y nosotros pronto hemos de verle, y estaremos por siempre junto a Él.

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ESTO TAMBIÉN PASARÁ

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Cuenta una leyenda, que un rey mandó a fabricarse un anillo de diamantes hermoso y especial. Luego hizo el siguiente pedido a los sabios de su corte: Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, ese mensaje ha de ser muy breve.

Aquellos eruditos no sabían cómo darle un mensaje de dos o tres palabras que pudiera ayudar al rey en esos momentos. El rey tenía un anciano sirviente que también había servido a su padre, por lo que le consultó. Y éste le dijo: No soy un sabio, ni un erudito, pero conozco el mensaje que buscas, porque lo compartió conmigo un hombre de Dios hace tiempo (otras versiones dicen un profeta o el Rey Salomón).

El anciano escribió tres palabras en un pequeño papel, lo dobló y se lo entregó al rey con la advertencia: “No lo leas, mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo solo cuando sientas que todo ha fracasado y no encuentres salida a tu situación”.

El momento no tardó en llegar. El país entró en guerra y fue invadido rápidamente, el rey tuvo que huir a caballo para salvar su vida, ya que sus perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, al enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. No tenía reino ni ejército. En medio de la desesperación total se acordó del anillo, lo abrió, sacó el papel y decía: GAM ZEH YA’AVOR que traducido es “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.

Mientras leía aquella frase, se sintió renovarse, aquellas palabras habían resultado milagrosas y se propuso perseverar y salir de aquella situación. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a muchos hombres, formó un ejército y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración, al lado de su carro llegó el anciano, mientras sonreía, le dijo: Este momento también es adecuado, vuelve a mirar el mensaje.

El rey sorprendido abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba, pero el orgullo, el ego, habían desaparecido. El rey terminó de comprender el mensaje.

Isaías 26:4 Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. Cada vez que pasemos por situaciones difíciles podemos abrir nuestras biblias y leer las numerosas promesas de Dios para nosotros, ellas nos darán paz en medio de la dificultad, nos alentarán en medio de la angustia.

Salmo 30:5 Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. Al igual que en la historia, nosotros podemos confiar en que, si permanecemos con Dios los momentos malos van a pasar, y aún más, porque sabemos que nos espera una gran recompensa junto a Él.

Mateo 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Algún día esta vida mortal también pasará, y debemos estar preparados para la eternidad, de nada servirán ya las riquezas de este mundo, sino todo lo que sembramos para el reino de Dios.

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DEBATE CON DIOS

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Yo: Últimamente mi corazón tiene tantas preguntas, tantos pensamientos contradictorios. Me molesta ver personas que no te siguen, ni te temen, prosperar de manera tan rápida, aparentan tanta felicidad, como si sencillamente todo les saliera bien.

Dios: Hijo mío, yo amo la rectitud, Y no desamparo a los santos. Para siempre serán guardados; Mas la descendencia de los impíos será destruida. Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella. (Salmos 37:28-29)

Yo: Es difícil ver como nosotros somos como ovejas en medio de lobos, como tenemos que soportar tantas pruebas, y el cielo por momentos parece guarda silencio.

Dios: No hay justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan. (Salmo 37:25)

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. (Juan 16:33)

Yo: Me enojo y veo el libre albedrío como una carga; recuerdo las palabras de Salomón al decir que todo es vanidad, la vida pareciera ser neblina, nuestros logros se esfumarán como el humo al partir.

Dios: El mal perseguirá a los pecadores, Mas los justos serán premiados con el bien. (Proverbios 13:21)

Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 29:11)

Yo: Entiendo que mi inteligencia es muy finita si la comparo con aquel que diseñó el universo y nos dio la vida, no podría entender la inmensidad de tus caminos. Sé que la fe es creer a pesar de que no veamos, pero es duro ver lo que sucede al nuestro alrededor y confiar en que todo mejorará.

Dios: Yo soy la salvación de los justos, Soy su fortaleza en el tiempo de la angustia. Salmo 37:39

Bueno soy a los que en mí esperan, al alma que me busca. Bueno es esperar en silencio mi Salvación. (Lamentaciones 3:25-26)

Dios no veas mis preguntas como ingratitud, ni mis contradicciones como falta de fe, solo ayúdame a entender tus planes, enséñame a verte en mis momentos de debilidad, dame paciencia en los días de escasez, ayúdame a confiar en Ti no solo en los buenos momentos, sino aún más en los momentos malos, en estos tiempos de necesidad.

Tú protegiste a tu pueblo cuando el destructor pasó por Egipto, guardaste a los jóvenes que metieron al horno de fuego por ser fieles, guardaste a Daniel de los leones, a los discípulos que estaban en la barca y detuviste la tormenta, y a lo largo de la historia, has guardado a los tuyos con ternura y amor.

Oro para que tu amor sea la respuesta a todas las interrogantes de mi alma, para que tu bondad abrace todas mis contradicciones, que tu misericordia me ayuda a conocerte mucho más y que tu fidelidad sea el lugar donde confiadamente repose por siempre mi fe.

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REFLEXIÓN: SIN GANAS DE HABLAR

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Pero Moisés rogó al SEÑOR: Oh Señor, no tengo facilidad de palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora que tú me has hablado. Se me traba la lengua y se me enredan las palabras. Éxodo 4:10 NTV

Moisés había recibido de parte del Señor herramientas para que pudiera convencer a los que dudaran de sus palabras, tenía su vara la cual se convertía en serpiente, la habilidad de hacer que su mano tenga lepra y luego vuelva a estar normal e incluso convertir el agua del Nilo en sangre, y a pesar de todo eso, él tenía miedo de hablar.

Él sabía la dureza con la que los egipcios maltrataban vilmente a su pueblo, había visto la tristeza y la agonía de sus hermanos hebreos, pero su temor y su miedo parecían más grandes que su anhelo de salvarlos.

Nosotros hemos recibido el llamado de predicar las buenas nuevas de salvación, aquel evangelio que puede ayudar a las personas, que puede restaurar familias, que sana corazones, que trae libertad a los que se encuentran esclavizados en vicios y traer paz a los deprimidos y angustiados.

Sin embargo, ponemos excusas o pretextos para no hacerlo: “Necesito más tiempo en las clases de discipulado” “Si no tengo diversos dones no me van a creer” “Me falta tiempo para hablarle a las personas” “No sé qué decir”

La biblia nos cuenta la historia de la Mujer Samaritana, la cual, tras solo una conversación con Jesús, quedó tan convencida que logró convencer a muchos a que lo escucharan: Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. Juan 4:28-30

Jesús mismo estando en la cruz, soportando el dolor de sus heridas, con su testimonio ganó a uno de los presos que estaban a su lado: Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Lucas 23:42-43

Lo que necesitamos es aquello que pidieron los discípulos de Jesús: Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, Hechos 4:29

Sí es cierto que necesitamos la ayudar del Espíritu Santo, que necesitamos los dones, que debemos conocer la palabra de Dios, pero necesitamos tener la valentía para predicar, aquel denuedo para acercarnos a las personas y llevarles el evangelio.

Necesitamos que el amor por las almas nos impulse a ser osados para predicar las buenas nuevas, porque a nuestro alrededor hay personas que sufren en lo secreto, que tienen problemas graves, que necesitan que Jesús se convierta en su razón de vivir.

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