ORIGINAL Y COPIA

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Cuenta una conocida anécdota, que el nombre de Albert Einstein empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad, sin embargo, su aspecto no lo era tanto, por lo que realmente casi nunca lo reconocían cuando acudía a impartir conferencias solicitadas por distintas Universidades.

Dado que no le gustaba conducir, contrató los servicios de un chófer. El conductor transportó al genio a cada conferencia, y en una ocasión le escoltó en un largo viaje de bastantes días, acompañándole no sólo en el vehículo, sino asistiendo a las charlas como un oyente más.

Después de unas semanas de viaje, Einstein le confesó al chófer lo aburrido que le resultaba repetir lo mismo una y otra vez. El chófer, comprensivo, le contestó: “Si quiere le puedo sustituir por una noche. He escuchado su conferencia tantas veces que creo que la puedo recitar palabra por palabra”.

Einstein le tomó la palabra y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió el intercambio.

El chofer subió al estrado, quienes cuentan la historia dicen que lo hizo de manera muy convincente. Al final de los aplausos, un destacado profesor que se encontraba entre la audiencia le formuló una pregunta complicada. El chófer, que no tenía ni la más remota idea de cuál podía ser la respuesta, tuvo un ingenioso golpe de inspiración y le contestó: “La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que sea mi chófer, que se encuentra al final de la sala, quien se la responda”.

En nuestra vida, muchas veces nos podemos parecer a aquel chofer, somos capaces de recitar palabra por palabra todo lo que hemos escuchado de otros, intentamos imitar acción por acción lo que algunos hacen, pero eso no significa que seamos iguales a ellos o que realmente estemos poniendo en práctica lo que nos intentan enseñar.

Podemos imitar a un conocido o a un familiar, aparentar ser como ellos o incluso ser una copia de buenos cristianos, pero si no somos capaces de responder las preguntas complicadas que nos depara la vida o las pruebas que atravesamos, realmente solo expondremos que somos copias vacías y no auténticos creyentes que viven el evangelio.

Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos… Jesús no buscaba simplemente malas copias o imitadores vacíos, Él quería discípulos originales y auténticos, que den fruto de un cambio transformador, que verdaderamente lo conozcan, que se esmeraran en aprender de su ejemplo, que a pesar de las adversidades vivan con verdad el poder real del evangelio.

Mateo 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo… La única forma en que nosotros podamos formar otros discípulos es siendo auténticos cristianos, pudiendo demostrar con verdad las marcas de Cristo en nosotros, enseñando con nuestro testimonio la realidad de una vida cristiana y teniendo la experiencia que solo la tienen aquellos que transitan el Camino angosto y la Puerta estrecha.

ROSTROS DE ÁNGELES

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A Leonardo Da Vinci le gustaba utilizar modelos para pintar sus obras, tomaba apuntes de sus rostros, movimientos y actitudes, y no dejaba de buscar hasta que encontraba el modelo que se ajustara a lo que tenía en mente. Cuando se supo que iba a representar La Última Cena, una gran cantidad de personas se presentaron como voluntarios. El artista quiso empezar con Jesús, por lo que escogió a un modelo de apenas 20 años. El joven tenía una cara inocente, reflejaba paz y estaba libre de las marcas que la vida va dejando en el rostro.

Da Vinci tardó 6 meses en pintar a Jesucristo, luego siguió buscando otros modelos para representar al resto de apóstoles, dejando al más complicado, Judas, para el final. Se dice que tardó unos seis años en encontrar y pintar a los once apóstoles.

Cuando le tocó el turno a Judas, no encontraba un modelo que reflejase en su cara la traición, la depravación, un rostro marcado por cicatrices que evocaran la avaricia. Leonardo recibió la pista y fue al calabozo de Roma, al lugar donde estaban los condenados a muerte, para ver si encontraba a su modelo. Allí encontró lo que había estado buscando, aquel hombre había cometido muchas atrocidades, tenía el pelo largo, un cuerpo maltrecho, una mirada asesina y la cara marcada por los estragos de la vida. Tras elegirle, pidió permisos para que trasladasen al reo a su estudio mientras durara su trabajo.

Día tras día, el artista iba pintando y avanzando la representación de Judas mientras el modelo le miraba en silencio y era continuamente vigilado. Cuando Leonardo terminó de pintar el cuadro y llamó a los guardias para que devolvieran al prisionero a los calabozos, este se resistió, angustiado se acercó al pintor y le preguntó: ¿No me reconoces? ¡Leonardo! ¡Mírame bien! El hombre cayó de rodillas y gritó: Soy yo! ¡El joven al que hace siete años elegiste para ser el modelo de Cristo! Llorando se lamentó de la deriva que había tomado su vida y exclamó: ¡Qué bajo he caído, ayer fui Jesús y hoy soy Judas!

Hechos 6:15 Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel. Esteban es uno de los ejemplos más claros, de cómo puede cambiar el rostro de una persona que está llena de Dios, no era solo por la situación, sino que su rostro reflejaba el amor de Cristo, su pasión por el evangelio, la misericordia de no albergar odio en su corazón.

Lucas 11:34 La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas. Cuidemos lo que vemos y lo que hacemos, cada mala decisión, cada equivocación, se va a reflejar en nuestra mirada, nuestro rostro refleja lo que llevamos en el interior.

Proverbios 15:13 El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate. Un corazón que alberga tristezas, que rehúsa a perdonar, que permite que crezcan raíces de amargura, provoca que el rostro no refleje la alegría y el gozo del evangelio. Necesitamos que Jesús transforme nuestro interior, entonces vamos a sanar de adentro hacia afuera, y nuestros rostros comenzarán a expresar la santidad y alegría de seguir a Cristo.

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EL QUE TIENE AL HIJO LO TIENE TODO

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Había un hombre millonario que había quedado viudo, y junto con su hijo tenían gran pasión por el arte. Tenían de todo en su gran colección, desde Picasso, pasando por Van Gogh, hasta Monet. Pero el país entró en guerra, y desgraciadamente, el hijo fue llamado para ir a luchar en el conflicto de Vietnam. Pasado unos días, el hombre recibió la noticia que su hijo murió en medio de la batalla, mientras rescataba un soldado una bala atravesó su pecho provocándole la muerte.

El padre sufrió profundamente la pérdida de su único hijo. Justo antes de Navidad, alguien tocó a la puerta. Era un joven soldado con un paquete en sus manos, le dijo al padre: Señor, usted no me conoce, pero yo soy aquel soldado por quien su hijo dio la vida. Él nos contaba a todo el pelotón de su amor por el arte. El joven le entregó el paquete: Yo sé que esto no es mucho. No soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted lo recibiera.

Abrió el paquete, era un retrato de su hijo pintado por el soldado. La pintura había captado y plasmado la personalidad de su hijo. El padre estaba tan conmovido por la expresión de los ojos de su hijo en la pintura, que se puso a llorar. Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro. Oh, no señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Acéptelo, es un regalo.

Al cabo de pocos años el hombre murió y se anunció una subasta de todas las pinturas que poseía. Personas importantes acudieron. Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio. Empezaremos con este retrato, es el hijo del dueño de la colección. ¿Cuánto ofrecen por este retrato? Hubo un gran silencio. Entonces una voz gritó: Queremos ver las pinturas famosas. Otro gritó: Venimos por los Rembrandt.

Finalmente, una voz se oyó desde el fondo de la sala: Yo conocí al hijo en vida, doy diez dólares por la pintura. Era el viejo jardinero de la familia, que ofrecía lo único que podía ofrecer. ¡Tenemos $10! ¿Quién da $20? gritó el subastador. La multitud quería las obras famosas para sus propias colecciones. El subastador golpeó por fin el martillo: A la una, a las dos y. . . vendida por $10!

El subastador soltó su mazo y dijo: La subasta llegó a su final. El testamento estipula que el que comprara el cuadro del hijo heredaría todas las posesiones de este hombre; incluyendo sus pinturas. El hombre que aceptó quedarse con “EL HIJO” se queda con todo.

1Juan 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Hace dos mil años, el hijo de Dios dio su vida por todos nosotros. En estos tiempos nuestra primera preocupación debería ser tener a Jesús en nuestros corazones. A veces nos cuesta comprender la importancia de aquel regalo tan hermoso que Él nos dio, que jamás podríamos pagar por una salvación tan grande. El que tiene al hijo lo tiene todo.

Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Cristo es más que suficiente, recibiendo a Jesús tenemos todo lo que necesitamos para vivir, todo lo que podamos anhelar no se compara a lo que el Hijo de Dios nos puede dar. Solo Él da fuerzas al cansado, solo Él da la verdadera paz, solo Él es el camino, la verdad y la vida.

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ESTO TAMBIÉN PASARÁ

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Cuenta una leyenda, que un rey mandó a fabricarse un anillo de diamantes hermoso y especial. Luego hizo el siguiente pedido a los sabios de su corte: Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, ese mensaje ha de ser muy breve.

Aquellos eruditos no sabían cómo darle un mensaje de dos o tres palabras que pudiera ayudar al rey en esos momentos. El rey tenía un anciano sirviente que también había servido a su padre, por lo que le consultó. Y éste le dijo: No soy un sabio, ni un erudito, pero conozco el mensaje que buscas, porque lo compartió conmigo un hombre de Dios hace tiempo (otras versiones dicen un profeta o el Rey Salomón).

El anciano escribió tres palabras en un pequeño papel, lo dobló y se lo entregó al rey con la advertencia: “No lo leas, mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo solo cuando sientas que todo ha fracasado y no encuentres salida a tu situación”.

El momento no tardó en llegar. El país entró en guerra y fue invadido rápidamente, el rey tuvo que huir a caballo para salvar su vida, ya que sus perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, al enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. No tenía reino ni ejército. En medio de la desesperación total se acordó del anillo, lo abrió, sacó el papel y decía: GAM ZEH YA’AVOR que traducido es “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.

Mientras leía aquella frase, se sintió renovarse, aquellas palabras habían resultado milagrosas y se propuso perseverar y salir de aquella situación. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a muchos hombres, formó un ejército y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración, al lado de su carro llegó el anciano, mientras sonreía, le dijo: Este momento también es adecuado, vuelve a mirar el mensaje.

El rey sorprendido abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba, pero el orgullo, el ego, habían desaparecido. El rey terminó de comprender el mensaje.

Isaías 26:4 Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. Cada vez que pasemos por situaciones difíciles podemos abrir nuestras biblias y leer las numerosas promesas de Dios para nosotros, ellas nos darán paz en medio de la dificultad, nos alentarán en medio de la angustia.

Salmo 30:5 Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. Al igual que en la historia, nosotros podemos confiar en que, si permanecemos con Dios los momentos malos van a pasar, y aún más, porque sabemos que nos espera una gran recompensa junto a Él.

Mateo 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Algún día esta vida mortal también pasará, y debemos estar preparados para la eternidad, de nada servirán ya las riquezas de este mundo, sino todo lo que sembramos para el reino de Dios.

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EL MEJOR AMIGO

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Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. Juan 15:15

Damon y Phyntias fueron dos filósofos que eran amigos desde su juventud, vivieron en el siglo IV en Sicilia durante el reinado de Dionisio I, un rey conocido por su cruel tiranía.

Según diversos autores, se dice que Phyntias comenzó a dar una serie de discursos en contra del rey, Dionisio que era conocido por asesinar a cualquiera que se atreviera a enojarlo, al escuchar las palabras del joven, decidió condenarlo inmediatamente a muerte.

Ante la sorpresa del rey, aquel joven no retiró sus palabras, ni suplicó por su vida, sino que aceptó la condena propuesta por el rey, pero a cambio su petición era el poder despedirse de su mujer y poner en orden su vida familiar antes de morir.

El rey contestó: Mientes, si yo te soltara, no volvería a verte.

Phyntias entonces propuso que se quedaría en su lugar su amigo Damon como garantía de que él iba a regresar para ser ejecutado. Damon, al ser llamado por Phyntias, se ofreció sin dudarlo como garante, estaba convencido en la honestidad de su amigo y estaba dispuesto a esperar en su lugar.

Dionisio aceptó y fijó un plazo para que Phyntias volviera, mientras faltaban poco tiempo para la ejecución, el rey se acercó por la cárcel donde se encontraba Damon con la intención de ver su desesperación y su miedo. Sin embargo, encontró lo contrario, ya que el joven estaba confiado en que su amigo volvería, y creía que una causa de fuerza mayor le estaba impidiendo llegar antes.

Llegó el día de la ejecución, Damon seguía creyendo en la inocencia de su amigo, y justo al último momento su amigo Phyntias apareció. Venía sudando, agotado y con las ropas manchadas, había tenido que pasar varias peripecias para poder llegar, hasta el punto de perder su caballo y tener que correr gran parte del camino.

El rey Dionisio, sorprendido por la gran lealtad que los dos hombres mostraron perdonó a ambos y solicitó ser partícipe de tan noble amistad, quería sentir una amistad tan genuina como la de ellos, pero ellos no accedieron a ello a pesar de las súplicas del rey.

Al igual que el rey que se sorprendió al ver una amistad genuina, en nuestros días es difícil encontrar personas en las cuales confiar, es difícil encontrar verdaderos amigos con los cuales poder contar.

La biblia nos narra de un amigo que nunca nos falla, que siempre es fiel y verdadero, su nombre es Jesús, podemos encontrar numerosas historias que demuestran que es un amigo que nunca falla, un amigo que consuela, un amigo que siempre dice la verdad, un amigo que enseña, un amigo que nos ama como ningún otro.

Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:13

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HONREMOS A DIOS LA HISTORIA DE ERIC LIDELL

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Eric Henry Liddell nació en Tianjin, China el 16 de enero de 1902, era el segundo hijo de un matrimonio de misioneros escoceses formado por el reverendo James Dunlop Liddell y su esposa. A los seis años, sus padres le enviaron una escuela en Inglaterra para hijos de misioneros, en donde comenzó a destacar como deportista.

Llegó a ser capitán de los equipos de cricket y rugby del colegio, tras su ingreso a la Universidad de Edimburgo para estudiar Ciencias Exactas. Eric participó en el equipo de rugby de la institución, luego llegó a ser internacional por Escocia y empezó una carrera como velocista.

Se le llegó a conocer como el joven más rápido de Escocia, pero su corazón seguía el ejemplo de sus padres, y a donde quiera que iba, era conocido por predicar la palabra de Dios.

En su carrera como velocista, batió los récords británicos de las 100 y las 220 yardas en 1923. Tenía en mente los Juegos Olímpicos de París en 1924. Liddell se había vuelto el favorito para la carrera de los 100 metros, pero cuando se enteró de que la final de la prueba se disputaría un domingo, renunció a disputarla alegando: “El domingo es el Día del Señor”.

Al no haber otra alternativa le ofrecieron a Liddell competir en otras dos distancias, los 200 y los 400 metros que se llevarían a cabo en otras fechas, como no era su especialidad, él tuvo que volver a entrenar y prepararse para llegar a la competición lo mejor preparado posible. Tomando en cuenta que muchos criticaban su decisión, y no lo veían capaz de poder ganar esas competiciones.

Llegó el día de la carrera de los 400 metros, un masajista estadounidense que escuchó la noticia le entregó antes de salir a competir, una nota con el texto del versículo de 1Samuel 2:30 …Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.

Liddell ganó la carrera, llevándose el oro, y batiendo el récord del mundo, con una marca de 47,6 segundos, Además, consiguió el bronce en los 200 metros. Liddell llamó la atención del público y los medios por su forma de correr: con la cabeza hacia atrás y con la boca muy abierta. Los titulares del país ponían como encabezados: “La carrera Milagro” o “Dios da la victoria a Liddelll”

Tras acabar los Juegos, en vez de dedicarse al deporte, Liddell decidió seguir los pasos de sus padres y convertirse en misionero en China, predicando valientemente el evangelio hasta su fallecimiento años después.

Liddell es un ejemplo lo que realmente significa honrar a Dios, prefirió la burla y las críticas antes que negar su fe, y aquella decisión hizo que Dios lo recompensara con la victoria. Además, prefirió dedicarse por completo a la obra del evangelio que disfrutar de una fama momentánea.

Honrar a Dios significa buscar agradarle en todo tiempo, es obedecerle, aunque las circunstancias sean adversas y adorarlo con cada una de nuestras decisiones, y cuando lo hacemos, Dios que ve el corazón recompensará nuestra fidelidad.

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VALES MUCHO PARA DIOS

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Hace poco vi un video en dónde había un padre sentado a la mesa frente a frente con su hijo.

El hombre saca un billete de su bolsillo, y le pregunta a su hijo: ¿Cuánto vale?

Su hijo tímidamente responde: 50 euros.

El padre toma el billete y lo arruga fuertemente, luego pregunta a su hijo: ¿Cuánto vale?

Su hijo lo mira asombrado y responde: 50 euros.

El padre toma el billete y lo arruga más fuerte, luego lo golpea con su puño sobre la mesa, y le pregunta: ¿Ahora cuánto vale?

Su hijo lo mira sin entender lo que sucede y le responde: Vale lo mismo.

El padre le dice: Tú eres como éste billete, no importa cuánto te golpeen o te lastimen, tú vales lo mismo, y yo creo que vales mucho.

A lo largo de la vida hemos sufrido golpes, han arrugados nuestros corazones, nos habrán tratado con crueldad, nos pudieron haber herido o lastimado, pero aquel Dios que con amor nos formó, que nos hizo a su imagen y sabe cuánto valemos nos dice: Eres muy valioso para mí.

A veces creemos que estamos demasiado dañados, creemos que estamos demasiado manchados, demasiado maltratados para acercarnos a Dios, sin embargo, Él te sigue amando, está pendiente de ti, está con ganas de abrazarte y decirte: Eres mi especial tesoro… Yo te cuidaré como a la niña de mis ojos… Ven a mí y yo te haré descansar.

Quizá eres cristiano, pero estás pasando por el desierto, pareciera que la barca se hunde en un mar de problemas, y Dios parece estar dormido ante tus necesidades.

Dios te responde: Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos? Mateo 6:26 NTV

Aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. Mateo 10:30-31

Quizá estás pasando pruebas o persecuciones por tu fe, por mantener el nombre de Jesús a pesar de que muchos se oponen, y te sientes desamparado y solo.

Dios te responde: Dios bendice a los que son perseguidos por hacer lo correcto, porque el reino del cielo les pertenece. Dios los bendice a ustedes cuando la gente les hace burla y los persigue y miente acerca de ustedes y dice toda clase de cosas malas en su contra porque son mis seguidores. ¡Alégrense! ¡Estén contentos, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que a los antiguos profetas los persiguieron de la misma manera. Mat 5:10-12 NTV

A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:32

Querido hermano, nunca olvide el inagotable y sublime amor de Dios, que siendo aún pecadores nos amó, ofreció a su propio Hijo para que podamos encontrar la salvación, y sin importar cuán difícil parezca el presente, jamás dudemos de que Él nos ayudará y salvará.

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DOCUMENTO ACUSADOR

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Colosenses 2:13-14 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz…

El versículo 14 en otra versión nos enseña: (BLPH) Ha destruido el documento acusador que contenía cargos contra nosotros y lo ha hecho desaparecer clavándolo en la cruz.

Cuántas veces después del culto del domingo volvemos a casa y olvidamos aquella gracia inmerecida que nos dio una nueva vida, ponemos por encima nuestros deseos y no nos damos cuenta que estamos traicionando a nuestro Salvador, para luego volver el domingo a la iglesia y pedir nuevamente el favor de Dios.

A continuación les comparto una historia que nos recordará cuán grande es el amor de Dios.

El conde de Polignac era conocido por su ineptitud política y a pesar de eso había conseguido muchos favores de parte del emperador Napoleón Bonaparte, sin embargo, le traicionó estando implicado en una conspiración contra su vida.

Bonaparte ordenó su arresto inmediato, teniendo como base de prueba una carta en la cual el conde se comprometía en el complot político, a Polinac solo le esperaba la horca.

La señora Polignac solicitó e hizo hasta lo imposible hasta obtener una audiencia del Emperador en la cual procuró defender hasta las lágrimas a su marido, declarándole inocente.

Napoleón la escucha atentamente y le responde: ¿Conoce la firma de su marido? Y sacando la carta de su bolsillo la puso ante los ojos da la señora, quién al verla palideció, y cayó desmayada.

Napoleón compadecido por el amor de la señora hacia su esposo, impresionado por la valentía de aquella mujer, obró de acuerdo con sus generosos rasgos, así que tan pronto como la señora volvió en sí, le enseñó la carta.

Tomadla, es la única evidencia legal que existe en contra de tu marido. Hay un fuego aquí al lado: quémala. Sin pruebas, no habrá culpa.

La señora tomó con ansia aquella prueba de culpabilidad y la entregó a las llamas. La vida de Polignac y su honor estaban ahora a salvo.

El diablo apuntó cada una de nuestras faltas, cada pecado fue apuntado en un acta la cual nos incriminaba y nos impedía alcanzar la salvación, a nosotros solos nos esperaba el infierno por toda la eternidad.

El amor de Jesús por nosotros fue tan grande que a pesar de nuestras traiciones o de nuestros tropiezos, dio su vida para que aquel documento acusador fuera completamente borrado, el apeló por nosotros ante el Padre Celestial y consiguió nuestra verdadera libertad.

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A mi manera

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Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

La biblia es muy clara, no nos pregunta nuestra opinión, sino que directamente nos dice que no existen varios caminos para ir al cielo, no existen otras creencias o atajos que nos lleven al Padre, únicamente Jesús es el camino.

Imaginemos que un Doctor dijera: “No voy a estudiar medicina porque yo quiero operar un corazón a mi manera” o que un arquitecto se rehúse a hacer uso de sus estudios y diga: “Yo voy a construir el edificio a mi manera”.

Las personas al igual que en los casos anteriores quieren encontrar la felicidad, desean darle un sentido a la vida o incluso quieren creer en Dios, pero a su manera, ignorando que existe una manera correcta y genuina de hacerlo.

Recuerdo cuando era adolescente y estaba mirando una conferencia en la cual se encontraban Bill Gates y Warren Buffet (en aquel momento eran el primer y segundo puesto de los hombres más ricos del mundo), respondiendo preguntas de jóvenes.

Un joven se levanta y pregunta: ¿Nos podrían brindar una importante lección el día de hoy?

Bill Gates se ríe y mira con complicidad a Warren y le dice: Cuéntales aquella historia que me contaste. Warren lo mira serio y le dice: No estoy seguro que debamos contarles, pero ya que me insistes, lo haré.

Tom Watson presidente de la IBM tenía un vicepresidente joven, él le había enseñado todo lo que sabía, sin embargo, aquel joven era vehemente y un líder nato.

Aquel vicepresidente quería hacer una inversión bastante costosa de 10 millones de dólares en un negocio bastante riesgoso, siendo honesto Tom sabía que esa inversión fallaría. Trató de convencerlo que no lo hiciera, el joven se entercó en hacerlo a su manera.

Tiempo después aquel joven se acercó a la oficina del presidente, con su hoja de renuncia en la mano y muerto de vergüenza. El joven al ver que no querían despedirlo le dice: “¡Estoy tan aliviado” “Pensé que me había llamado para despedirme porque le costé $10 millones de dólares en pérdidas”

Tom le respondió: “¿Hablas en serio?”, le dijo. “Lo último que haría en el mundo sería despedirte, porque acabo de invertir $10 millones de dólares en tu educación”

Cuando tenía 20 años me sentía como aquel vicepresidente, había vivido a mi manera, intentando lograr mi propia felicidad y mi propio sentido a la vida sin éxito, sintiéndome vacío por dentro, muerto de vergüenza quería acercarme a Dios con mi hoja de renuncia en la mano.

Dios ve el potencial que tenemos, Él ve aquellas cosas que son valiosas dentro de nosotros y que incluso nosotros desconocemos y con amor nos dice: Te amo tanto que di mi vida por ti, Yo invertí una resurrección en ti.

Es momento de volver a casa del modo correcto, de seguir a Jesús con amor y correr a los brazos del Padre Celestial sin doblez de corazón.

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Personas Explosivas

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En 1833 nació un gran genio sueco, Alfred fue un notable químico, además hablaba con fluidez varios idiomas, incursionó en la literatura y patentó 355 inventos.

Alfred con el tiempo se encontró fascinado con la nitroglicerina, creía que podía darle un uso práctico y mejorar la seguridad de su uso. El precio que tuvo que pagar Alfred en su búsqueda por controlarlo fue muy alto ya que, una gran explosión en su fábrica cobró las vidas de su hermano menor Emil y de otras cuatro personas.

Alfred tras mucho esfuerzo en 1867 logró inventar la “Dinamita” un gran avance para la minería, la construcción o la ingeniería, a su vez corría el resigo de que pudiera ser usado para el mal, como la pólvora que se usaba como un arma para provocar muertes.

Alfred se encontró con aquella disyuntiva de dar a conocer su invento, tras decidirse patentar la dinamita se hizo famoso, con ello ganó una enorme fortuna, recibió grandes reconocimientos, incluso le permitió viajar por todo el mundo.

Con el tiempo Alfred se dio cuenta de lo terrible de su elección, la dinamita era usada ya no solo en los avances de la construcción, sino también en las guerras y la fabricación de armas, su gran invento había provocado miles de muertes, los recuerdos de su hermano también fallecido a costa de su investigación lo llevaron a una profunda depresión.

Cuando murió en 1896 en San Remo (Italia) muchos se sorprendieron de su testamento, donó casi toda su fortuna a una fundación, con el encargo específico de que ésta premiara todos los años a las personas que más avances hubieran hecho en beneficio de la Humanidad en los campos de la física, la química, la medicina, la literatura y la paz mundial, creando así lo que hoy conocemos como los Premios Nobel.

Alfred Nobel se dio cuenta muy tarde, de la importancia de tomar buenas decisiones, sus afanes de gloria personal nublaron su razón y le costaron mucho, los años le demostraron que ni la fortuna, ni la fama o el prestigio pueden comprar la verdadera felicidad.

Me gusta pensar que Alfred encontró la verdad y entendió que no era tarde para enmendar su error, decidió darle un mayor sentido a su vida, dejando tras de sí un gran legado, por eso ahora lo recordamos más por el premio Nobel que por su invento.

Existen personas que al igual que el caso anterior no se dan cuenta de que sus decisiones afectarán a los demás, son como bombas de tiempo llenas de odio, que, ante cualquier problema o situación difícil, estallan destruyendo vidas.

Hombres y mujeres que son como la dinamita, que con su carácter destructivo hieren sin querer y cuyas bocas parecen estar llenas de nitroglicerina causándoles dolor y tristeza incluso a las personas que dicen querer.

Necesitan encontrar la verdad del amor de Cristo, solo Él es capaz de sanar corazones llenos de odio, cambiar actitudes llenas de ira por almas renovadas llenas de paz, transformar vidas amargadas y brindarles nuevos tiempos de verdadera felicidad.

No esperemos que el tiempo nos haga darnos cuenta de nuestras decisiones egoístas, hoy podemos escoger el Camino del amor, y darle un gran propósito a nuestra existencia conociendo a Jesús.

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