LA PRESCIENCIA DE DIOS

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1Pedro 1:2 Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.

(NTV) Dios Padre los conocía y los eligió desde hace mucho tiempo, y su Espíritu los ha hecho santos. Como resultado, ustedes lo obedecieron y fueron limpiados por la sangre de Jesucristo. Que Dios les conceda cada vez más gracia y paz.

Que hermoso poder darnos cuenta que Dios nos escogió, Él sabía con mucha anticipación cómo éramos, sabía de nuestra necesidad de amor, que necesitábamos ser libres de la culpa y de las cadenas del pecado, y en su eterna gracia nos dio su inmerecido perdón.

Aquel designio no termino al escogernos, sino que lo estamos viviendo cada día, somos parte de un plan divino orquestado por nuestro Padre Celestial, hemos sido llamados a servirle, hemos sido escogidos para vivir una vida santa y para un destino glorioso y lleno de esperanza.

Muchos pensamos que en los días de prueba o aquellos tiempos en los que nos encontramos en el horno de fuego Dios está lejos de nosotros, pero es todo lo contrario; no nos damos cuenta que todo es parte de aquel plan divino diseñado para moldearnos y llevarnos a cumplir nuestro propósito.

Otra versión el mismo versículo nos enseña: (BLPH) A ustedes, objeto del designio amoroso de Dios Padre y consagrados por medio del Espíritu para que obedezcan a Jesucristo y sean purificados con su sangre, les deseo gracia y paz en abundancia.

Es un designio de amor, si entendiéramos cuánto Dios nos ama y que nos desea celosamente nos daríamos cuenta que a pesar de nuestras fallas y limitaciones Él quiere llevarnos de gloria en gloria y de poder en poder, pero para que podamos llegar ese nivel necesita capacitarnos y prepararnos.

  • Aquel pozo vacío fue el comienzo de la preparación de José para que pueda convertirse en el segundo hombre más poderoso de Egipto
  • Los 40 años que pasó Moisés siendo pastor de ovejas comenzaron a volver su alma cada vez más mansa.
  • La persecución que sufrió David por parte de Saúl fue el entrenamiento que el necesitaba para que pudiera convertirse en rey.
  • Cada prueba que soportó Job probaron su corazón y lo volvieron capaz de recibir las bendiciones que Dios ya tenía preparada para él.
  • Cada una de las persecuciones y pruebas que soportó el apóstol Pablo lo capacitó para que pueda regalarnos sus hermosas epístolas y lo volvieron cada vez en un mejor hombre de Dios.

Necesitamos creer y mantener en nuestros corazones la firme convicción de que somos muy amados por Dios y que Él nunca nos abandona, tener fe de que todo nos está ayudando para nuestro bien, que no existe un mal día, sino que si estamos bien delante de Él podemos estar plenamente convencidos de que al final nos irá bien.

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