¿Hace cuánto que no estamos dispuestos a arriesgarnos y sacrificarnos por nuestros pastores y líderes? ¿Hemos perdido la valentía de ser cristianos y hacer más de lo que se nos pide?
Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!
Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo:
Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto. 2Samuel 23:15-17
La versión NTV dice: David les comentó a sus hombres un vivo deseo… Existen personas que saben que la iglesia tiene necesidades, que escuchan que los pastores necesitan apoyo para alguna actividad, y prefieren hacer como que no comprenden, cierran sus oídos al deseo de sus padres espirituales, se visten de indiferencia para no hacerlo.
Aquellos tres valientes que tuvieron renombre no solo estaban atentos a cualquier palabra que decía David, sino que tenían la suficiente valentía, la suficiente disposición para arriesgar sus propias vidas con tal de cubrir aquella necesidad, amaban tanto a David que irrumpieron todo un campamento lleno de enemigos para demostrar que se podía contar con ellos.
La biblia nos dice en 1Samuel 22:2 Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
Ellos amaban a David porque logró convertirlos de personas oprimidas, desesperadas, en apuros, a verdaderos guerreros, hombres valientes que tenían un propósito, y eso mismo es lo que hacen nuestros pastores, ellos son los instrumentos que Dios utiliza para moldearnos, para transformarnos en nuevas y mejores personas.
El acto de aquellos tres valientes, era más que una simple osadía, era una demostración del amor y el agradecimiento que le tenían a David. Ésa es la misma clase de amor y de agradecimiento que debemos tener en nuestras iglesias.
Estar dispuesto a irrumpir en el campamento de la pereza, en el campamento de la conformidad, en el campamento del no se puede, que corran ante la admiración y el asombro del resto, con tal de hacer una demostración del aprecio que sienten hacia aquellos hombres de Dios.
Las iglesias necesitan valientes que irrumpan, al igual que en aquel ejército quizá no todos sean capaces de hacer el mismo sacrificio, pero es necesario que se levanten esos hombres que escuchen atentamente y sean capaces de ir corriendo a conquistar el campamento enemigo con tal de demostrar su amor.
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