Debido a la crisis que estamos viviendo, se dieron casos en muchos países de presos que fueron liberados por el riesgo a contagiarse de la enfermedad, pero que al salir cayeron en los mismos actos delictivos por los que fueron arrestado, incluso algunos hicieron cosas peores, llegando incluso a matar.
Esto me hizo recordar el siguiente pasaje de la biblia: 2Pedro 2:20-22
Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.
Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
Cuando nacimos de nuevos fuimos rescatados de la cárcel del pecado, de la esclavitud de los malos hábitos, de las cadenas de los malos pensamientos, Cristo nos hizo libres para vivir una vida nueva. Sin embargo, muchos no valoran aquella libertad, tristemente no comprenden la enorme gracia que Dios nos dio al ser aceptados como sus hijos.
1Pedro 1:18-23 …sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Cristo nos rescató ofreciendo su propia vida por nosotros, Él se entregó porque nos ama, aunque no lo merecíamos, aunque nosotros estuviéramos tan manchados, tan llenos de errores y tan llenos de maldad, fue su sangre preciosa la que nos hizo revivir. Si queremos realmente vivir en esa nueva vida es necesario que obedezcamos a la verdad, que busquemos continuamente la Dios, que permitamos que Él siga haciendo su transformación en nosotros, y nos llene de aquel amor con el podemos amarlo a Él y a los demás.
Efesios 4:22-29 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.
El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Si hemos nacido de nuevo, debemos despojarnos todas aquellas cosas que hacíamos mal, alejarnos de todos los pecados que antes hacíamos, y dar un fruto de verdaderos cristianos, comportarnos como verdaderos hijos de Dios.
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