El marginado

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marginadoLa vida me había golpeado muy fuerte, sentí lo que es perder todo y sentir que todos te olvidaran, pero Tú nunca te fuiste de mi lado.

Podía irme lejos, dejar de buscarte, ignorarte con todas las fuerzas de mi ser, pero Tú siempre estabas cerca, Tú me buscabas a mí.

¿Y que podría tener alguien como yo para que Tú me buscaras, para que vinieras a mi encuentro en mi peor momento?

Cuando todos me rechazaron Tú me abrazaste con fuerza, te sentaste a mi costado hasta que deje de llorar.

Has hecho lo mismo cada vez que me he apartado, me has hablado al corazón hasta que ya no pude ignorar tus gestos llenos de amor.

Dios, Tú eres tan grande y excelso y yo tan solo un soplo, no tengo grandes sumas o grandes talentos, pero estás aquí amándome a mí.

Mi corazón es quizá lo único preciado que puedo darte, pero está lastimado, está roto en muchas partes, está quebrantado por los golpes.

Pero Tú lo miras con agrado como si fuera algo realmente valioso, te lo entrego porque no tengo nada más, pero Tú sonríes al tomarlo.

Sé que hay personas que me quieren pero nunca había sentido un amor tan profundo, nunca había sentido tanto calor llenar en mi interior.

Yo era un marginado, alguien que muchas se sentía olvidado, pero Tú el ser más grande del universo has venido a mi encuentro.

Has venido a demostrarme que te importo, me has dicho desde que llegaste lo mucho que me aprecias y me amas.

Ya no soy más un marginado, yo soy alguien que depende de Ti, soy alguien que es amado, soy tu hijo.

Y mi vida nunca antes había tenido tanto valor como ahora que me encontré contigo, mi único propósito es servir y amar al que me dio la vida.

Nunca más me alejaré de Ti, no volveré a ignorarte, ni me apartaré de tu abrazo, porque lo único que realmente yo amo, es el poder estar a tu lado.

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Tocaste mi corazón

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corazon en la manoYo era un pecador que cayó postrado ante tu presencia, el peso de mis pecados me habían llevado a buscarte.

Al ver mi pasado, podía sentir mis manos llenas de maldad y mi corazón lleno de manchas que quería lavar.

A pesar de mi condición me miraste con amor, pude notar lo mucho que me querías y te acercaste para tocar mi frío corazón.

Podía sentirte tan fuerte, un calor albergaba todo lo que yo era, mi alma sentía paz y mis ojos no dejaban de llorar.

¿Por qué me escogiste habiendo tantos mejores que yo? ¿Qué podría ofrecerte alguien que había decidido ignorarte?

Pero allí estabas Tú, abrazándome, diciéndome que me amabas y que mi pasado no te importaba.

Te abracé tan fuerte como si mi vida dependiera de ello, porque quería que nunca te alejaras de mi lado.

Tú habías tocado mi corazón, ciertamente no podía ver a nadie a mí alrededor, pero yo sabía que estabas junto a mí.

Podía sentirte y yo no quería alejarme de Ti, ya no quería volver a ser el mismo, yo sabía que quería ser mejor junto a Ti.

Mi corazón había cambiado, había vuelto a sentir, mi mirada había perdido el enojo, la sonrisa había vuelto a mi rostro.

Quién nunca lo ha experimentado no lo entenderá, pero aquellos que hemos sentido tu toque en nuestro corazón jamás hemos vuelto a ser los mismos.

Sólo basta un toque tuyo para cambiar una vida, solo basta un toque en nuestros corazones para que la vida empiece.

Toca mi corazón todos los días, déjame sentir tu presencia en todas partes y se Tú el Señor de toda mi existencia.

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La carta más hermosa

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la carta más hermosaSoy escritor de Hobby, y he aprendido en estos años que si alguien me pidiera que escriba un tema, me bastaría solo con que me diga una palabra para que pueda llenar un gran número de hojas.

La biblia es totalmente inspirada por Dios, está compuesta por 66 libros, contiene aproximadamente 1189 capítulos y 31,000 versículos, además fue escrita en tres idiomas que son Arameo, Griego y Latín.

Dicho lo anterior estoy seguro que si existe alguien que sea capaz de escribir una gran carta, ése sería Dios, Él tendría la habilidad para escribir cualquier tipo de mensaje y estoy seguro que sería capaz de narrarnos la historia más hermosa de todas.

Hace 2,000 años atrás un problema que se repite en estos tiempos, muchos no conocían realmente a Dios, lo veían como alguien castigador, se pensaba que Él era indiferente a nuestra condición y demasiado duro con nosotros.

Entonces, Dios decidió enviar un mensaje, Él quería demostrar que no era como nosotros lo imaginábamos, así que nos envió una carta para que pudiéramos conocerle como Él realmente es, el mensaje contenía amor incondicional, salvación y esperanza.

Jesús era la letra de aquel mensaje, todo lo que Él hizo, todo lo que Él soportó lo hizo para demostrar que Dios sí nos sabía amar, lo hizo para que supiésemos que a pesar de nuestras faltas y pecados todavía Él nos seguía queriendo.

Dios nos narró cómo piensa, como actúa, lo preocupado que se encuentra por nosotros, lo mucho que nos conoce, la gran compasión que puede albergar su corazón, su gran misericordia y aquel perdón que no tiene fin.

La humanidad no estaba lista para una carta como esa, así que decidieron que no querían leerla, intentaron destruirla, la golpearon, la escupieron, la maltrataron, la hirieron y la traicionaron hasta clavarla en una cruz.

Así que allí nos dimos cuenta que la tinta de aquella carta era la sangre de su hijo, y Él clavado en aquella cruz nos susurraba que nos seguía queriendo y con valentía exclamó exhausto: Consumado es… Y con eso la carta parecía llegar a su final.

Aquel mensaje de Dios revivió al tercer día, todavía sigue vivo en estos tiempos, la verdad es que aquel mensaje seguirá vigente por toda la eternidad porque nadie puede detener el amor que contiene, nadie podrá jamás destruir lo que Dios siente por nosotros.

Y hoy podemos aceptar conocer aquella carta de amor que empapa el corazón de paz, fe libertad o la podemos ignorar, pero si la aceptas en tu corazón, aquel mensaje te transformará, llenará tu corazón con una calidez y un calor que nunca has conocido.

Necesitas abrir la carta más hermosa del mundo.

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Despertar

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despertarÉl caminaba libremente por la acera, después de un largo y agotador día de trabajo, tiene en su celular dos llamadas perdidas de su esposa y un mensaje de su hijo que prefirió ignorar para poder concentrarse.

Ahora se dirige a casa y para eso debe cruzar una pista poco concurrida, pero quiere el destino jugarle una mala pasada, porque al estar en la mitad, una mala pisada hace que su tobillo se doble, cae de rodillas en el asfalto y al alzar su vista ve como un automóvil se acerca a toda velocidad hacia él.

Los segundos se hacen eternos, la ansiedad y la adrenalina le hacen ver en cámara lenta a la conductora del vehículo intentando frenar, pero su miedo es tal que le impide moverse.

En aquel instante su mente le regala aquel regalo que muchos ven poco antes de morir, puede ver en segundos miles de recuerdos convertidos en imágenes inundar su cerebro, en aquellos escasos segundos que le quedan, él ve la película de su vida.

Ve el rostro de su madre sonriéndole tras haberse caído de pequeño para hacerle recuperar la confianza, el cálido abrazo de su padre ya fallecido al verlo llegar a su pequeña casa en donde pasó toda su niñez.

Ve el rostro de sus antiguos amigos del colegio a los cuales no ha visto en años debido a discusiones que ahora le parecen insignificantes.

Una imagen le hace botar una lágrima, ve a la que ahora es su esposa, mucho más joven cuando ambos compartían una cita en la cafetería de la universidad.

Ve aquel momento donde cargo por primera vez a su hijo, ve con amor el rostro de su esposa y recuerda lo que era ser padre por primera vez.

Ve aquel cheque por su primer mes de trabajo, recuerda la satisfacción de poder haber ganado aquel sueldo e ir a casa a mostrárselo a sus padres y amigos.

Ve también la primera vez que sintió que traicionaba su hogar, aquella vez en donde engañó a su mujer.

Ve la imagen de ese mismo día en donde su hijo le mandó un mensaje diciéndole lo mucho que lo quiere pero que había preferido ignorar.

Y ahora la vida se le escapa, le quedan pocos instantes para el gran final.

Se pregunta: ¿Por qué fui infiel a la persona que más amó? ¿Por qué no visito a mi madre? ¿Por qué ignoro a mi hijo? ¿Por qué no oré esta mañana? ¿De qué sirvió tanto trabajo? ¿A dónde iré después de morir?

En eso se escucha un fuerte chirrido y al conseguir abrir los ojos se da cuenta que el automóvil se ha detenido a escasos centímetros de su rostro.

La señora baja de su vehículo pidiéndole que le perdone y le ayuda a levantarse.

Aquel hombre se encuentra empapado en lágrimas y ahora solo tiene una meta en su corazón, decide ir a casa y cambiar.

Lo ocurrido acaba de hacerle despertar, para él, aquello ha sido un regalo divino que le ha hecho recordar los verdaderos tesoros de la vida.

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Pensar en los demás

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ayudarMe siento desencajado en un mundo que no logro comprender, me siento atrapado en un manicomio llamado sociedad.

Es triste ver niños caminando por las calles, mientras otros gastan fortunas en accesorios que no necesitan.

Cuantos luchan trabajando una cantidad de horas extraordinarias para poder llevar si quiera un pan a su mesa, mientras otros desperdician su sueldo en tragos y placeres que no los hacen mejores.

Vivimos desconectados del resto, atrapados en nuestra propia realidad y encadenados al orgullo y al egoísmo.

Dice la ciencia que eso es el camino natural de la evolución en donde solo los más fuertes sobreviven y las finanzas los llaman clases bajas.

Pero para esas personas, muchas veces el conocimiento no está abierto a sus oídos, el progreso quizá nunca llegue hasta sus manos, los lujos son solo sueños y así ellos sobreviven en lo que parece un mundo alterno.

No, no solo es culpa de la aristocracia o de la burguesía, es culpa de nosotros mismos por no querer cambiar la verdadera realidad.

Dejemos de culpar al resto y examinémonos a nosotros mismos, dejemos de ver hacia un costado y veamos la verdad que tanto queremos ignorar.

Crudas verdades que evitamos, porque nos hemos vuelto duros y tacaños al vivir acomodados en este sistema consumista insaciable.

¿Cuántos si quiera hemos dado una moneda en vez de una mirada de desprecio?

¿Cuántos si quera hemos soltado una mirada triste al no poder dar una moneda?

Dios tenga misericordia de aquellos que hoy viven en grandes lujos y mansiones sin importarles el resto porque al igual que en una parábola después de esta vida el dinero ya nada compra y los lujos ya nada valen.

Y aunque no tengamos muchos recursos como para ayudar a tantos, aunque quizá uno solo no pueda cambiar esta realidad, al menos con un abrazo o una palabra de aliento tratemos de llevar una sonrisa y alegrías al resto, y eso nos hará más nobles y ayudará a una persona o a una familia que de verdad lo necesitan.

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Dios me habló

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Muchas veces cuando queremos que Dios nos hable, esperamos algo sobrenatural, quisiéramos que el cielo se parta en dos, que una gran luz brille o que baje un ángel con voz potente para decirnos nuestro destino.

Quisiéramos que Dios nos diga lo que queremos escuchar, nos gusta ponerle las palabras que queremos oír, pero no las que necesitamos escuchar.

Pero Dios es soberano y no piensa igual que nosotros, Dios no usa los métodos que nosotros quisiéramos sino que usa formas extrañas para decirnos su mensaje.

Muchas veces utiliza extraños mensajeros, voces que a veces no prestábamos atención, pero la verdad es que Dios habla todo el tiempo solo necesitamos estar atentos y pedirle que nos permita entender su mensaje.

Esta semana Dios me habló a través de muchas personas pero el mensaje era el mismo, no utilizo el método que me hubiese gustado y admito que al comienzo no quise escucharlo, pero entre más me esforzaba por ignorarlo me di cuenta que Él no se rendía, y al final el mensaje fue claro y tuve que humillarme y reconocer que estaba equivocado.

Es extraño como muchas veces oramos pidiéndole a Dios dirección y guía, pero a la hora de recibir el mensaje nos falta la fe para escucharlo y la humildad para aceptarlo.

Lo que me habló Dios esta semana fue que volviera a buscarlo como antes, que encendiera el primera amor y es que en los momentos de aflicción y de angustia ponemos nuestra vista en los problemas y no en Dios el cual es el único que puede ayudarnos y darnos la salida.

Lo segundo que Dios me dijo fue que me esforzara, no el típico esfuerzo cotidiano, sino aquel esfuerzo extra que debemos dar, aquel esfuerzo que puso José cuando estuvo en Egipto o aquel esfuerzo que puso David cuando estaba siendo perseguido por Saúl.

Así que cada vez que le pida a Dios que lo guíe prepárese para recibir una respuesta, esté atento a su voz y pídale también que le de la humildad y entendimiento para poder escucharle.

Bendiciones.

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