REFLEXIÓN: VELAD

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Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Hechos 1:10-11

Los discípulos están acompañando a Jesús, el Cristo ya había resucitado y se les había aparecido de una manera milagrosa, ahora están a punto de verlo partir, quizá no sabían que ésa sería la última vez que lo verían aquí en la tierra. Y mientras van viendo llenos de sorpresa como asciende, hasta el cielo, ángeles se les aparecen dándoles la promesa de que Él volverá.

¿Cuándo volverá? Los ángeles no dijeron cuando sería que volvería, gracias a la misericordia de Dios que no lo sabemos, eso ha mantenido a cada generación de cristianos, expectante de su regreso, nos obliga a estar alertas y vigilantes, nos mantiene deseosos de su regreso.

Jesús nos enseñó cómo debemos comportarnos frente a su venida: Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad. Marcos 13:34-37

Vemos al apóstol Pedro, aquel que escuchó personalmente aquella parábola, y estuvo en el momento en que Jesús ascendía, decir sus hermanos: Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. 1Pedro 4:7

Años después se añaden nuevos apóstoles, pero que también mantienen aquel deseo de velad, y motivan a la iglesia a no relajarse, a santificarse y afirmarse más en Dios porque su venida está cerca:

· Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1Tesalonicenses 5:23

· Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Santiago 5:8

Mucho tiempo después en los años de la Reforma, también se motivaban a ser vigilantes de la venida del Señor: “Yo predico como si Cristo fue crucificado ayer, resucitó hoy y fuese a volver mañana”. Martín Lutero.

Poco tiempo después, en medio de los grandes avivamientos podemos escuchar la misma pasión por mantenernos vigilantes: Y ahora, aunque tenemos las palabras de la Escritura que nos aseguran que Él vendrá pronto, y que Su recompensa viene con Él, a pesar de ello, ¡cuán pocos le están esperando! C. H. Spurgeon

¿Lo estamos esperando? Somos la generación que podría estar más cerca de la venida del Señor, y a la vez, parecemos la generación que menos se alienta a ser vigilante. Muchas iglesias y grandes ministerios evitan tocar el tema, sin embargo, su venida está más cerca que nunca, y necesitamos quitarnos la flojera y el letargo espiritual, es tiempo de tener las lámparas llenas de aceite, de hacer la obra que se nos mandó, es hora de limpiar nuestros corazones y estar alertas de su venida.

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Padre Excepcional

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Lucas 15:17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

La historia es muy conocida, muchos la hemos escuchado de niños como una advertencia o enseñanza de lo que no debemos hacer, pero ya de adultos nos sentimos identificados con la historia de aquel joven.

Aquella parábola nos enseña y nos hace recordar:

  • Que no todos los que dicen ser amigos lo son, y que muchos fingen por interés.
  • Aprendimos que la vida es dura y que muchas veces no estábamos preparados.
  • Sabíamos que ciertas cosas eran malas pero las hicimos para poder encajar.
  • A lo largo de la vida fuimos seducidos por el mal y caímos en vicios y en tentaciones.
  • Nos dimos cuenta que por nuestro egoísmo alejamos a las personas que nos amaban.
  • Es muy duro y difícil levantarse después de una crisis.
  • Neciamente rechazamos las buenas enseñanzas de nuestros padres y del resto.
  • Nos entercamos en sueños que resultaron en tristezas.
  • Separados de Dios, nos sentíamos solos, abrumados, y angustiados.
  • Los momentos duros nos hacen recordar aquellos momentos de nuestra infancia.
  • Aquéllos momentos tristes nos enseñan a valorar las cosas importantes de la vida.

Uno nunca sabe cuánto nos aman nuestros padres, nuestra familia,  nuestras parejas o nuestros amigos hasta que pasamos por momentos difíciles.

Y sin importar cuántos errores hallamos cometido en la vida, tenemos un Padre celestial que con los brazos abiertos espera que volvamos al hogar.

Dios nos está esperando cada domingo, le dice a sus ángeles, miren como viene a mí encuentro.
Cada vez que oramos y le buscamos de corazón se alegra de que lo visitemos.
Y la iglesia es el lugar donde tú también puedes sentirte como en casa, ven al hogar.

Estando en esa situación aquel joven vuelve en sí, despierta y se da cuenta de sus errores, que tiene un padre que lo ama, y comienza a valorar aquellas pequeñas cosas que eran tan valiosas:

  • La paz de tener un refugio.
  • El amor genuino de personas que nos aprecian
  • El perdón que necesitaba.
  • La comprensión y no el sentirse juzgado.
  • Verdaderas amistades.
  • La plenitud de poder ser uno mismo.
  • Una mano
  • Un beso
  • Un abrazo cálido.
  • Unos brazos que siempre estarán esperando.
  • Y una nueva oportunidad para empezar otra vez.

Todas aquellas cosas las podemos encontrar en Dios y también en la iglesia.

Quizá no lo veas pero Dios está con los brazos abiertos esperando por ti.

Él quiere sanar las heridas que la vida te dejó, quiere acompañarte, quiere demostrarte que te ama, quiere hacer un banquete porque su hijo estaba perdido pero ha sido hallado, estaba muerto pero ha vuelto a la Vida, ha vuelto al hogar.

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Padre Celestial

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hijo pródigo

Dios es el creador de todas las cosas y es el Padre de todos aquellos que creen en Él y le aman de verdad.

Jesús nos explica aquel gran amor de Padre que Dios tiene para con nosotros al relatarnos la parábola del hijo pródigo.

En aquella parábola el Padre quizá sabiendo lo que sucederá con su hijo no le impide tomar decisiones y le adelanta su herencia, no le quita su libre albedrío sino que permite que se equivoque y falle, pero en su gran amor al ver a su hijo regresar, sale a su encuentro, lo abraza, le besa, le perdona y le bendice.

Dios conoce todo acerca de nosotros, ve nuestro interior, conoce nuestros secretos, pero Él a pesar de todo nos sigue amando y nos llama hijos.

Dios nunca nos quitará nuestro libre albedrío y libertad de elegir pero podemos estar seguros que si permanecemos fieles a Él todo nos irá bien.

Podemos fallar y tropezar, podemos caer a lo más bajo pero si antes de rendirnos volvemos a Él, Dios estará dispuesto a abrazarnos y demostrarnos su perfecto amor.

Dios puede conducir nuestras vidas por el Camino correcto al igual que un padre toma de la mano y camina con su pequeño hijo.

Dios nos extiende la mano cuando nos sentimos débiles al igual que un padre sostiene a su hijo cuando se encuentra aprendiendo a caminar.

Dios responde nuestras oraciones y nos da lo que necesitamos al igual que un padre atiende al llanto de su hijo.

Dios actúa como un verdadero padre lo hace, nos exhorta y corrige, nos protege y defiende, vela por nuestra seguridad, perdona nuestros errores y nos muestra su gran amor.

Aquellos que seguimos a Dios no debemos sentirnos solos o desamparados porque sin importar que suceda, podemos estar seguros que nuestro Padre Celestial está al pendiente de nosotros.

Y aunque nosotros nunca podamos pagar todo aquello que Dios hace por nosotros, podemos demostrarle que lo amamos al ser agradecidos, al servirle de corazón, al serle fieles, al serle honestos y en especial cuando todo nuestro estilo de vida demuestre que le amamos.

Feliz Día a todos los padres que leen esto y recordemos también estar siempre agradecidos con nuestro Padre Celestial.

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Él nos amó primero

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Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1 Juan 4:19

discipulo amadoCuando leemos éste versículo, es normal comenzar a hacer una lista de todas las cosas buenas que Dios ha hecho por nosotros, no solo desde el momento en que lo conocimos o entró a nuestro corazón, sino desde antes de eso y en especial en el aquel momento en el que nuestro Salvador dio su vida en la cruz por amor de nosotros.

Ahora pongámonos en el lugar del autor de aquel versículo, él fue uno de los doce discípulos que acompañó a Jesús durante los tres años y medio que duró su ministerio y además fue el único de los doce que presenció su pasión.

Por lo tanto si existió una persona que realmente entendió el amor que Jesús tiene hacia nosotros ese debió haber sido el discípulo amado.

Usemos nuestra imaginación y transportémonos a aquel momento en que la vida de aquel discípulo cambiaría drásticamente.

Para él, no había sido una noche normal, había tenido una cena junto a los once y su Maestro, pero esta vez Jesús había hablado acerca de traiciones, de su muerte, de una resurrección y después de eso se fueron a orar, pero él notó algo extraño en la oración de su Maestro, una intensidad como la que nunca antes le había visto.

De pronto todo cambió, Judas uno de los doce aparece con un sequito de soldados armados, y en ese instante todos sus miedos parecían volverse realidad, tras varios sucesos y para lo que para él debió haber sido una eternidad, los guardias logran llevarse a su Maestro.

Nueve de los discípulos van a refugiarse, Pedro no aparece, Judas se rumorea muerto y él está en duda sobre si seguir a los otros o permanecer al lado de su Mesías.

Llega el momento de duda, es normal que sintiera miedo porque seguir a su maestro significaba poner en riesgo su vida, sufrir burlas, el desprecio del pueblo y además tendría que ver sufrir a la persona que más ama.

Miles de cosas deben haber pasado por su mente, hasta que se pregunta: ¿Por qué lo hago?

Entonces debe haber recordado, como el mismo Juan nos relata en su evangelio:

· Su primer encuentro con Jesús.

· La conversación de Jesús con Nicodemo.

· El encuentro de Jesús con la mujer Samaritana.

· Los numerosos milagros.

· La alimentación de los cinco mil.

· La vez en que Jesús le perdonó la vida a una mujer adúltera.

· La resurrección de Lázaro.

· Sus numerosas parábolas y enseñanzas.

Y todos esos actos decían una sola cosa: Amor.

En ese momento Juan decide alejarse de los otros y permanecer al lado de aquella persona que había cambiado su vida, aquel maestro que le dio un propósito y de aquel amigo que le permitía recostarse en su pecho.

Juan nos enseña que un verdadero discípulo amado permanece fiel hasta la cruz y se queda hasta el final sin importar lo que acontezca.

Nos enseña a comprender la inmensidad del amor de su Señor y que él amor sincero hace lo correcto aunque duela, porque para él no debió ser fácil ver los latigazos y las torturas que debió soportar su amado, pero su amor sincero era más fuerte que la tristeza o el enojo.

Nos enseña que para seguir a Jesús debemos ser valientes y osados, estar dispuestos a darlo todo por seguirle.

No puedo imaginarme su lloro al verle en la cruz o al ver sus manos manchadas con su sangre, pero tampoco me imagino su felicidad al verle resucitado y su gozo al recostarse otra vez en su pecho.

Cada vez que leamos nuevamente aquel versículo recordemos que el amor hacia Dios se debe demostrar cómo nos lo enseñó aquel discípulo amado.

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La última carta del discípulo amado

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epistola

El anciano a Gayo, a quien amo en la verdad ruego para que recibas la última parte de esta carta, sabéis bien que estoy avanzado en años y que mi partida cercana está.

Llevad esta carta a todos nuestros hermanos, porque ya no les hablaré más hasta que nos veamos con Jesucristo, mi amado al cual he deseado verle como cuando estaba con nosotros los doce.

Hijitos míos, bien sé que a la verdad muchos de entre vosotros me llamáis el discípulo amado, yo mismo me referí a así en la carta que dirigí a vosotros, narrando los hechos que vivimos junto a aquel Verbo de vida, los cuales me fueron dictados por el Espíritu Santo.

Creeréis que me llamé así puesto que el Hijo de Dios me amaba mucho, pero yo fui el discípulo amado porque amo al maestro ya que Él me amó primero.

Nosotros dejamos padre, hermanos y hermanas para seguirle, no le negamos nada sino que estuvimos junto a Él durante tres años y medio hasta el día de la traición.

Lloré al verle clavado en aquella cruz, cumplí mi promesa y cuidé a su madre terrenal como si fuera mi propia madre y estuve junto a Él los días hasta que fue tomado al cielo.

Llevo en mi cuerpo las marcas de seguir su excelente Camino, he visto a muchos de mis hermanos partir en mis brazos, a otros he visto siendo apedreados guardando su amor hasta la muerte.

No es que Dios se haya olvidado de nosotros o que estemos desamparados, sino que Dios es amor, y hemos sido llamados hijos de Dios por lo cual también hemos sido hechos partícipes de su aflicción, sabiendo que en el mensaje que ha sido puesto en nuestros corazones ha salido de nuestros labios según el Espíritu Santo nos dio para que hablásemos y muchos sean salvos.

Hijitos, no guardéis ira o rencor en vuestros corazones, gozaos por los que ya partieron y afirmen a los que quedan y guardan la fe de Jesucristo en sus corazones.

Ámense unos a otros, amen incluso a vuestros enemigos, según el maestro nos enseñó a los doce, amen porque eso agrada a Dios, y Dios es el amor.

Vuestra fe sea pura y sabed bien que vencerán al mundo, sean llenos del Espíritu Santo, busquen el conocimiento que os traerá vida eterna, dejad todo y seguidle

El anciano ha vivido muchos años, voy pronto a ver a mi amado, deseo nuevamente recostarme en su pecho, escuchar sus parábolas y reunirme con los otros once los cuales me esperan en su gloria.

Estando en Patmos, prisionero por amor de Jesucristo, testigo fiel y el Todopoderoso, he visto en visiones lo que acontecerá con su amado pueblo, y cómo se escribió así ha de acontecer, estad firmes, guarden sus mandamientos y celebrad con gran gozo pues su venida está próxima.

Gayo saludad a todos de mi parte, pedid encarecidamente que no lloréis mi partida, puesto que mi tristeza a de convertirse en gozo al ver al cordero de Dios y Verbo de vida.

Recordad y aprended del buen pastor, el cual dio su vida por sus ovejas, lean las cartas que yo y otros hemos escrito, leed la carta de Pedro el cual ha sido un amigo fiel, el cual habiendo sido afirmado, llevó el mensaje de nuestro Padre con valentía hasta el momento de su partida, glorificando a nuestro Dios con su muerte, aprended de su ejemplo.

Sean discípulos amados, recuesten sus corazones en el pecho de nuestro Dios, coman del pan de vida y beban su sangre, creed en Él y ríos de agua viva correrán de su interior y entonces alcanzarán misericordia, gracia y favor delante de aquel que es la vida.

Tengo muchas cosas que deciros pero mi tiempo es corto, lo demás ya lo sabéis y lo aprenderéis al leer todo lo escrito.

La paz sea contigo y con todos aquellos que leéis estas palabras, sabed bien que voy dichoso a su presencia y gozoso de mi esfuerzo, las aflicciones de esta carne no se comparan a la gloria que hemos de ver. Amén.

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Póngalo en práctica

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obedecerAl ser verdaderos cristianos escucharemos como mínimo un promedio de dos prédicas a la semana, prédicas que tocarán nuestra mente y nuestro corazón, prédicas que nos asombrarán y nos enseñarán cosas que antes desconocíamos.

Pero lo realmente importante de un mensaje, de una predica o de una enseñanza radica en cuanto podemos ponerlo por obra o en práctica.

Jesús dio una parábola acerca de una semilla y los distintos tipos de tierra, en aquella parábola se nos enseña que la buena tierra fue aquella que dio fruto, algunos pueden dar frutos del 30%, 60% o 100% pero el requisito fundamental para ser considerados buena tierra es que debemos dar fruto, es decir que debemos poner en práctica o en obra aquello que escuchamos. (Mateo 13:3-9, Marcos 4:1-9, Lucas 8:4-15)

Los cristianos debemos ser proactivos y prácticos, es decir que debemos escuchar y practicar.

Si un mensaje habla de oración entonces busque orar más seguido, si es un mensaje sobre sanidad busque orar por los enfermos, si es un mensaje acerca de amar la palabra de Dios entonces lea más la biblia, si el mensaje es sobre santidad entonces guárdese más, pero no deje que el mensaje solo quede en teoría o letras.

Yo sé por experiencia propia que no es nada sencillo hacerlo, principalmente porque siempre tendremos una buena excusa que evitará que cumplamos aquella meta, ya sea el cansancio, la falta de tiempo, la timidez, el trabajo, la familia, etc. Pero todo lo anterior son solo obstáculos que debemos superar para ser buenos cristianos.

No piense equivocadamente que usted es el único que sufre por aquellas cosas o no se sienta mal por pasar por aquellas pruebas, pero si siéntase mal si usted no lucha por ser mejor y buscar amar más a Dios.

Podrá parecer difícil pero recuerde que usted es un más que vencedor (Romanos 8:37) y que en usted habita el todo poderoso que lo ayudará en todo momento.

Pero sobre todo decídase a mejorar, si usted dispone su corazón y se decide completamente a obedecer a Dios, le puedo asegurar que por más obstáculos que puedan existir, Dios le dará la fuerza para cumplir sus metas y poner en práctica su palabra.

No hay nada imposible para los que aman a Dios, así que hermano: Escuche, decídase y póngalo en práctica.

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Pensar en los demás

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ayudarMe siento desencajado en un mundo que no logro comprender, me siento atrapado en un manicomio llamado sociedad.

Es triste ver niños caminando por las calles, mientras otros gastan fortunas en accesorios que no necesitan.

Cuantos luchan trabajando una cantidad de horas extraordinarias para poder llevar si quiera un pan a su mesa, mientras otros desperdician su sueldo en tragos y placeres que no los hacen mejores.

Vivimos desconectados del resto, atrapados en nuestra propia realidad y encadenados al orgullo y al egoísmo.

Dice la ciencia que eso es el camino natural de la evolución en donde solo los más fuertes sobreviven y las finanzas los llaman clases bajas.

Pero para esas personas, muchas veces el conocimiento no está abierto a sus oídos, el progreso quizá nunca llegue hasta sus manos, los lujos son solo sueños y así ellos sobreviven en lo que parece un mundo alterno.

No, no solo es culpa de la aristocracia o de la burguesía, es culpa de nosotros mismos por no querer cambiar la verdadera realidad.

Dejemos de culpar al resto y examinémonos a nosotros mismos, dejemos de ver hacia un costado y veamos la verdad que tanto queremos ignorar.

Crudas verdades que evitamos, porque nos hemos vuelto duros y tacaños al vivir acomodados en este sistema consumista insaciable.

¿Cuántos si quiera hemos dado una moneda en vez de una mirada de desprecio?

¿Cuántos si quera hemos soltado una mirada triste al no poder dar una moneda?

Dios tenga misericordia de aquellos que hoy viven en grandes lujos y mansiones sin importarles el resto porque al igual que en una parábola después de esta vida el dinero ya nada compra y los lujos ya nada valen.

Y aunque no tengamos muchos recursos como para ayudar a tantos, aunque quizá uno solo no pueda cambiar esta realidad, al menos con un abrazo o una palabra de aliento tratemos de llevar una sonrisa y alegrías al resto, y eso nos hará más nobles y ayudará a una persona o a una familia que de verdad lo necesitan.

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